lunes, 18 de febrero de 2013

Actividad física


Beneficios psicológicos del ejercicio


La vida es movimiento, todo lo que no se mueve tiende a menguar su función. La actividad aporta grandes beneficios, mentales, emocionales y físicos. Moverse es vivir. Una actividad física moderada en personas mayores es vital para su salud y para una calidad de vida.

Beneficios cognitivos: Los principales cambios cognitivos informados por las personas ancianas que hacen ejercicio físico son las mejoras en la atención, memoria y razonamiento.
Beneficios afectivos-emocionales: Estos beneficios se reflejarían en un aumento de la estabilidad emocional, relajación, aumento de la autoestima, bienestar y en la imagen corporal; además de reducir la ansiedad, depresión, la tensión y los efectos del estrés. Concluyendo, efectos positivos en el bienestar y la calidad de vida

Otro estudio sobre la actividad física en el que los mayores siguieron un programa de actividad física aeróbica mostró un mayor estado emocional positivo y se cree que era debido a la mayor capacidad cardiorrespiratoria y/o por aumento de la relajación, atención y seguridad en uno mismo, que en muchas ocasiones ofrece el ejercicio físico. El estudio concluyó en que la costumbre de realizar un alto nivel de ejercicio físico, en personas de 65 años, puede promover una más larga y duradera independencia a lo largo de la vida.

De lo que se puede deducir: Mejoras en la salud que llevan a una mayor independencia incrementan la valoración subjetiva de sentirse bien.

Por otra parte, otros estudios afirman que actividades como el tai chi tienen efectos positivos sobre la salud psicológica de los ancianos, no siendo necesarias actividades físicas vigorosas para tener beneficios sobre la salud. Un estudio que reafirma esta idea es el realizado por McAuley, en el que estudiaron los efectos diferentes que podían tener tanto el ejercicio físico aeróbico (andar) como ejercicio físico de baja intensidad (estiramientos y “pesas”), en personas de entre 60 y 75 años, examinadas después de los primeros 6 meses de entrenamiento físico y después de 12 meses desde el comienzo de la investigación. Así, vieron que ambos tipos de ejercicio producían una sensación subjetiva de sentirse bien, además de incrementar la felicidad y la satisfacción con la vida durante los primeros 6 meses de entrenamiento. Sin embargo, tras el doceavo mes observaron que la frecuencia de ejercicio no era lo que más les satisfacía, sino el soporte social del ejercicio, es decir, las relaciones interpersonales que se establecían con éste. Recordemos que somos seres sociales y que crecemos, nos apoyamos, avanzamos y disfrutamos en sociedad.


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