Beneficios psicológicos del ejercicio
La vida es movimiento, todo lo que no
se mueve tiende a menguar su función. La actividad aporta grandes
beneficios, mentales, emocionales y físicos. Moverse es vivir. Una actividad física moderada en
personas mayores es vital para su salud y para una calidad de vida.
Beneficios cognitivos: Los principales
cambios cognitivos informados por las personas ancianas que hacen
ejercicio físico son las mejoras en la atención, memoria y
razonamiento.
Beneficios afectivos-emocionales: Estos
beneficios se reflejarían en un aumento de la estabilidad emocional,
relajación, aumento de la autoestima, bienestar y en la imagen
corporal; además de reducir la ansiedad, depresión, la tensión y
los efectos del estrés. Concluyendo, efectos positivos en el
bienestar y la calidad de vida
Otro estudio sobre la actividad física
en el que los mayores siguieron un programa de actividad física
aeróbica mostró un mayor estado emocional positivo y se cree que
era debido a la mayor capacidad cardiorrespiratoria y/o por aumento
de la relajación, atención y seguridad en uno mismo, que en muchas
ocasiones ofrece el ejercicio físico. El estudio concluyó en que
la costumbre de realizar un alto nivel de ejercicio físico, en
personas de 65 años, puede promover una más larga y duradera
independencia a lo largo de la vida.
De lo que se puede deducir: Mejoras en
la salud que llevan a una mayor independencia incrementan la
valoración subjetiva de sentirse bien.
Por otra parte, otros estudios afirman
que actividades como el tai chi tienen efectos positivos sobre la
salud psicológica de los ancianos, no siendo necesarias actividades
físicas vigorosas para tener beneficios sobre la salud. Un estudio que reafirma esta idea es el
realizado por McAuley, en el que estudiaron los efectos diferentes
que podían tener tanto el ejercicio físico aeróbico (andar) como
ejercicio físico de baja intensidad (estiramientos y “pesas”),
en personas de entre 60 y 75 años, examinadas después de los
primeros 6 meses de entrenamiento físico y después de 12 meses
desde el comienzo de la investigación. Así, vieron que ambos tipos
de ejercicio producían una sensación subjetiva de sentirse bien,
además de incrementar la felicidad y la satisfacción con la vida
durante los primeros 6 meses de entrenamiento. Sin embargo, tras el
doceavo mes observaron que la frecuencia de ejercicio no era lo que
más les satisfacía, sino el soporte social del ejercicio, es decir,
las relaciones interpersonales que se establecían con éste.
Recordemos que somos seres sociales y que crecemos, nos apoyamos,
avanzamos y disfrutamos en sociedad.
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