martes, 26 de marzo de 2013

¿Comunicación o incomunicación?

Vivimos una nueva era, la era de la comunicación.
Y con ella, nuestros hábitos han cambiado.


Ya no necesitamos salir tanto de casa para estar en contacto con la familia o con los amigos. Aquello de aprenderse de memoria los números de teléfono es historia; ahora todo está guardado en la agenda del móvil. ¡Y qué decir de los cumpleaños! Personalmente, ya sólo recuerdo el de mi madre y el de mi mejor amiga. Los demás, confío plenamente en que me avise Facebook. 

¿Recordáis cuando recibíais miles de llamadas telefónicas para felicitaros? Yo recibía un montón, el teléfono en casa no paraba. Con el tiempo, comencé a recibir las mismas felicitaciones vía SMS. Y ahora tengo el muro de Facebook lleno de comentarios y dibujitos de tartas. Me felicitan incluso personas a las que casi no recuerdo, pero echo de menos escuchar las voces humanas.
¿Cuántas cartas escritas de nuestro puño y letra hemos enviado a lo largo de estos últimos meses? ¿Y cuántas hemos recibido que no sean facturas o publicidad?

En una era que cada vez ofrece más, cada vez hacemos menos.


La tecnología ha evolucionado buscando siempre el máximo confort del ser humano, pero, poco a poco, también nos aleja de nuestra esencia misma como seres humanos. Cada día estamos un poquito más aislados del pequeño mundo que nos rodea día a día. Nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestros tenderos, compañeros de trabajo, familiares. Cada vez tenemos menos relaciones sociales físicas, y esto nos lleva a bajar la calidad de comunicarnos, de ser personas sensibles, de conmovernos con las inquietudes de otros y sonreír ante la alegría de un ser querido.

Paradójicamente, cuanto más cómoda es nuestra vida, más infelices somos, más perdidos nos sentimos.


Las nuevas herramientas tecnológicas deben ser nuestras aliadas, no nuestras enemigas. No suplamos relaciones cálidas y cariñosas por la frialdad de Internet. Utilicemos todo este confort como complemento, para ir todavía más allá, pero cuidando y esforzándonos en lo que ya tenemos. Jamás un comentario o un mensaje en el móvil podrá suplir la calidez de un abrazo.

Recordemos quiénes somos y qué somos por encima de todo, seres sociales, deseosos de contacto humano, anhelantes de cariño y amor, y tenemos mucho que ofrecer. Muchísimo que ofrecer.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Visita nuestra web de Servicios y Formación: Edades, Servicios Sociales de Mallorca